En el último seminario estuvimos dialogando sobre el
concepto de autor y artista. Concluimos que la idea del artista genial, autor inspirado
por las musas, creador de obras de arte ha hecho mucho daño ya que ha
convertido el Arte en un ámbito elitista y alejado de la mayoría. En ese mismo
seminario comentamos que la idea del gran artista individual autor de obras de
arte no es universal. Esa figura, fácilmente identificable por todos, empezó a
fraguarse en el Renacimiento y llegó a su máxima expresión con la llegada del
Romanticismo a finales del siglo XVIII y principio del XIX. Pues bien, el
concepto de autor o creador no podemos desligarla del concepto de “Yo”, “Self”,
como dicen algunos, o “Identidad”.
Es evidente que la idea del
artista creador requiere de un tipo de
yo característico. Un “yo” autónomo, con claros límites, con capacidad para
actuar en el mundo, más o menos identificable socialmente, estable en el tiempo
y con capacidad de reflexión. No es extraño que esta forma de concebir el “yo”,
de concebirnos, se consolide con fuerza a partir de la Revolución Francesa, las
Revoluciones Industriales y el auge de los nacionalismos.
Pero este “Yo” está en evolución.
Los cambios socio-culturales del mundo contemporáneo, el imperio de la
inmediatez, los contactos sociales momentáneos y múltiples, junto con las
nuevas tecnologías de la información, están fragmentando y multiplicando los
“Yoes” que nos habitan. Hace una década, más o menos, K.Gergen habló del “Yo
saturado”, un yo habitado por muchas perspectivas de mundo, lleno de intereses
y objetivos diferentes, en muchos casos contradictorios. ¿A qué figura de
artista correspondería este “Yo”?
Pero en la literatura ya apareció, prácticamente al tiempo
que vencía el yo hipertrofiado romántico en el siglo XIX, el peligro
(¿realmente supone un peligro?) de la fragmentación y la multiplicidad del yo.
En la literatura surge por esas fechas el apasionante concepto de
“Doppelgänger”. Término en alemán, que acuñó un
escritor romántico (Jean Paul Richter) a finales del siglo XVIII, que
significa el que camina a tu lado y que describe la experiencia de ver a tu
doble. Mejor que yo os lo explica un cantante de Rap, El Phomega, en el
siguiente enlace:
Si a alguien le interesa especialmente el concepto de
“Doppelgänger” publiqué un artículo sobre esta figura y sus connotaciones en el
campo de la psicopatología:
En la música, incluso la actual, se pueden encontrar ejemplos
de este yo del cual hablaba Gergen, múltiple, sin referencias y a la deriva, y
sin embargo adaptado a las exigencias del mundo contemporáneo. Si no atentos a la
letra de esta canción de Vetusta Morla…
Y es que todo cambia, hasta el “Yo”. Gracias y hasta pronto.
Javier Saavedra
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