miércoles, 18 de febrero de 2015

Sobre artistas, “Yoes” y dobles.

En el último seminario estuvimos dialogando sobre el concepto de autor y artista. Concluimos que la idea del artista genial, autor inspirado por las musas, creador de obras de arte ha hecho mucho daño ya que ha convertido el Arte en un ámbito elitista y alejado de la mayoría. En ese mismo seminario comentamos que la idea del gran artista individual autor de obras de arte no es universal. Esa figura, fácilmente identificable por todos, empezó a fraguarse en el Renacimiento y llegó a su máxima expresión con la llegada del Romanticismo a finales del siglo XVIII y principio del XIX. Pues bien, el concepto de autor o creador no podemos desligarla del concepto de “Yo”, “Self”, como dicen algunos, o “Identidad”.

Es evidente que la idea del artista creador  requiere de un tipo de yo característico. Un “yo” autónomo, con claros límites, con capacidad para actuar en el mundo, más o menos identificable socialmente, estable en el tiempo y con capacidad de reflexión. No es extraño que esta forma de concebir el “yo”, de concebirnos, se consolide con fuerza a partir de la Revolución Francesa, las Revoluciones Industriales y el auge de los nacionalismos.

Pero este “Yo” está en evolución. Los cambios socio-culturales del mundo contemporáneo, el imperio de la inmediatez, los contactos sociales momentáneos y múltiples, junto con las nuevas tecnologías de la información, están fragmentando y multiplicando los “Yoes” que nos habitan. Hace una década, más o menos, K.Gergen habló del “Yo saturado”, un yo habitado por muchas perspectivas de mundo, lleno de intereses y objetivos diferentes, en muchos casos contradictorios. ¿A qué figura de artista correspondería este “Yo”?


Pero en la literatura ya apareció, prácticamente al tiempo que vencía el yo hipertrofiado romántico en el siglo XIX, el peligro (¿realmente supone un peligro?) de la fragmentación y la multiplicidad del yo. En la literatura surge por esas fechas el apasionante concepto de “Doppelgänger”. Término en alemán, que acuñó un  escritor romántico (Jean Paul Richter) a finales del siglo XVIII, que significa el que camina a tu lado y que describe la experiencia de ver a tu doble. Mejor que yo os lo explica un cantante de Rap, El Phomega, en el siguiente enlace:


Si a alguien le interesa especialmente el concepto de “Doppelgänger” publiqué un artículo sobre esta figura y sus connotaciones en el campo de la psicopatología:


En la música, incluso la actual, se pueden encontrar ejemplos de este yo del cual hablaba Gergen, múltiple, sin referencias y a la deriva, y sin embargo adaptado a las exigencias del mundo contemporáneo. Si no atentos a la letra de esta canción de Vetusta Morla…


Y es que todo cambia, hasta el “Yo”. Gracias y hasta pronto.


Javier Saavedra

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